¡Feliz fin de curso!

Como hemos venido hablando de las emociones y en mi entrada anterior mencioné varias veces al profesorado, coincidiendo con este final de curso, me gustaría compartir en este nuevo apartado algunos recursos útiles para trabajar en el aula. Insisto en que los docentes no son terapeutas. Sin embargo, la función de detección va a ayudar a prevenir muchas situaciones problema en el futuro, así como el dotar a los niños desde su etapa Infantil, de herramientas que les ayuden a gestionar sus emociones.

Del mismo modo, es importante que el aula esté ambientada para facilitar los aprendizajes y la autonomía de los niños. Debería ser creada para ellos, de modo que entiendan qué se espera en cada momento y dónde pueden realizar qué actividades. Algunas propuestas pueden ser:

Rincón de calma: Consiste en crear un espacio dentro del aula, donde los niños puedan acudir cuando necesitan regularse. Sería conveniente que estuviese, dentro de lo posible, un poco apartado, al menos del bullicio del groso del grupo. Incluso que tenga una tela a modo de “cueva” para aislarse del exterior. Allí podemos tener un cojín grande y cómodo para descansar junto con una mantita, algún elemento musical, luces, juguetes que les ayuden a relajarse como pelotas antiestrés o juguetes estirables. Ellos mismos pueden crear sus propios botes de la calma.

Es importante que les expliquemos a los peques que será un lugar de tranquilidad y silencio, donde sólo vamos a permanecer el tiempo que necesitemos para regularnos. No podrá haber muchos niños dentro del rincón, una o dos personas (dependiendo del espacio disponible en cada lugar). El resto de las normas probablemente coincide con el resto del aula, por ejemplo, cuidar el material común y dejar el espacio recogido cuando terminemos de utilizarlo.

Mindfulness en el aula: El mindfulness o Conciencia Plena es un entrenamiento mental centrado en aceptar la realidad tal y como es, una manera de prestar atención a uno mismo, a los demás y al mundo, que permite cultivar la resiliencia. Fue creado en 1979 por Jon Kabat-Zinn.

Esta actividad, basada en ejercicios de respiración y atención plena, favorece la gestión de emociones, reduciendo también el estrés. Ayudaría a proporcionar al alumnado una educación holística que refuerza competencias como el desarrollo de la capacidad atencional, mejora habilidades de inteligencia emocional y social (regulación emocional, escucha activa, toma de decisiones, autoconocimiento, autoconcepto), y mejora la conexión entre las personas (empatía, confianza, capacidad de establecer vínculos y relaciones interpersonales).

El profesor podría pedir al alumnado que se siente en una posición cómoda. A continuación se realizarán respiraciones profundas, cogiendo el aire hasta llenar los pulmones, manteniendo unos segundos y expulsándolo de forma lenta, pausada. Creo que es importante indicarles que deben respirar a su ritmo, «sin hacer cosas raras», intentando estar centrados únicamente en la respiración. Podemos pedirles que se imaginen en un lugar agradable, que les trasmite calma, o poner una música relajante de fondo. Lo importante es estar presentes, centrándonos en respirar y en la tranquilidad que ello transmite, dejando que los pensamientos pasen sin detenerse. Los más pequeños pueden hacerse conscientes por ejemplo con sensaciones físicas como “saborear una galleta” o “acariciar un peluche”.

Comparto un cuento titulado RESPIRA que puede ser de utilidad.

Igualmente se pueden proponer ejercicios de yoga, o se podría crear un rincón de las emociones o cualquier otra alternativa que se os ocurra como docentes para trabajar el fascinante mundo de las emociones. Actuemos sobre el «Ikigai», el sentido de la vida, para gestionar la frustración y aprender a esperar.

Si os interesa profundizar en este tema podéis contactar conmigo a través del correo electrónico.