En esta entrada quiero presentaros a Victor Küppers, un formador, como él mismo se denomina, que partiendo de la conquista del Polo Sur, es capaz de aportar un nuevo enfoque donde nos hace visible la importancia de la actitud. Narra como Amundsen, gracias a sus hábitos, su constancia, fue el primero en llegar.
«El problema no es el problema, el problema es tu actitud ante el problema«.
Una de las razones por las que adoro los gatos es por su perseverancia. Si algo quieren, no cesan en su empeño, y cuando están cansados, descansan. Aunque igualmente, y como decía mi difunto abuelo, «para con Dios hay que tirar del carro», es decir, supone un esfuerzo. Desearlo no es suficiente, es necesario actuar.
Victor Küppers indica tres puntos clave: ser buena persona, vivir con alegría (es más difícil ser optimista, es una elección) y lograr hacer de manera extraordinaria las pequeñas cosas ordinarias. Se puede trabajar la manera de ser. No es fácil. Hay que plantearse cuál es tu objetivo en la vida (qué es aquello que haces muy bien, qué te apasiona, dónde puede haber mercado y en qué ayuda a los demás) y luchar para no perder nunca el ánimo. La base de las relaciones humanas, según él, es cariño y tiempo.
Me quedo con el concepto «no siempre hay que ganar». ¿Por qué no alegrarme por el éxito de otro? ¿Por qué solo competimos? Lo importante es el esfuerzo. Pasito a paso. Yo creo que llegamos más lejos cuando cooperamos.
Paremos a pensar, ¿yo por qué no voy alegre? Aquello que nos preocupa, ¿es un drama o es una circunstancia a resolver? Si es lo segundo, sonríe.
Finalizo como este formador, con la frase de Teresa de Calcuta: «Que nadie se acerque jamás a ti, sin que al irse se vaya un poquito mejor y más feliz».